Las 10 cosas que no deberías perderte en Phnom Penh

La capital de Camboya, Phnom Penh, es un destino embriagador y a la vez, una de las ciudades más auténticas de Asia. Posee además suficiente infraestructura, como para tener una estancia de lo más confortable. Para conocerla un poco, necesitarás de 2 a 4 días. Hay 10 cosas que no deberías perderte.

1- Maravillarse visitando el Palacio Real y la Pagoda de Plata

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Esta es, sin duda, la visita más espectacular que se puede hacer en Phnom Penh. Situado frente a la confluencia del río Tonle Sap con el Mekong, el Palacio Real y sus aristas doradas y puntiagudas, es simplemente abrumador.

Con sus pagodas, sus estupas, y sus jardines de ensueño, parece sacado de un cuento de hadas. Ofrece una visión muy realista, de cómo vivía la realeza camboyana el budismo, en los tiempos de la Indochina Francesa. Se puede caminar por una gran parte del recinto, mientras que el resto queda reservado a uso personal del Rey.

La visita cuesta 6 dólares y medio, y ojo con el horario porque es de 8 a 11 por las mañanas y de 14 a 17 por las tardes.

Tanto las mujeres, como los hombres, deben  llevar tapados los hombros y las rodillas para poder entrar. En todo caso si nos olvidamos, podemos comprar allí mismo una camiseta de recuerdo para cubrirnos.

La parte más bonita y espectacular del recinto es la Pagoda de Plata o Silver Pagoda, a la que se puede entrar descalzo. Todo el suelo es de azulejo de plata, y está cubierto por alfombras menos en la parte de la entrada,  donde está expuesto y podremos tanto verlo como tocarlo.

2- Subir al Wat Phnom o templo colina

leyendo las cartas en el interior del Wat Phnom

Cuenta la leyenda, que una mujer, la señora Penh, iba paseando por la orilla del río  cuando se encontró un tronco con 4 estatuas de buda en su interior.

Las cogió y las llevó emocionada a lo alto de la única colina que tiene la ciudad.

Es en esta colina, en 1373, donde se construyó este templo budista a unos 27 metros de altura.

Desde aquel día la gente acude al templo a rezar y hacer ofrendas. Tanto para pedir suerte como para tener éxito en los negocios o en los estudios.

Es uno de los templos más auténticos y divertidos de visitar, ya que aparte del recinto principal donde está la estatua de la señora Penh y un Buda precioso, tiene también diferentes puestecitos alrededor, de influencia china con budas gorditos y psicodélicos a los que les hacen extrañas ofrendas.

En lo alto de la colina y detrás del templo principal, está la gran estupa donde se dice que descansan los restos del último rey del Imperio Jemer, que trasladó la capital del reino de Angkor a Phnom Penh en 1422.

Actualmente los alrededores del templo son un parque donde veremos todo tipo de granujillas y buscavidas, así como señoras con jaulitas de pájaros para poder liberar si pagamos algún dólar. En todo el templo es importante tener los objetos de valor controlados para disfrutar de esta maravillosa y auténtica visita.

La entrada sólo nos cuesta un dólar a los extranjeros.

3- Horrorizarse en la prision S-21 Toul Sleng Museum

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Esta escuela reconvertida en prisión por los Jemeres Rojos te pondrá los pelos de punta.

Fué uno de los cientos de centros de interrogatorio y tortura creados por el régimen genocida de los Jemeres por toda Camboya.

Miles de camboyanos fueron procesados y torturados. Por esta prisión llegaron a pasar unas 14000 personas en 4 años, y solo se encontraron 7 supervivientes cuando los vietnamitas tomaron el control de Phnom Penh en 1979.

Todas las víctimas fueron procesadas y torturadas por la paranoia y utopía comunista de los Jemeres Rojos. Cualquier murmullo o sospecha que se oyera en la ciudad, o incluso la confesión muchas veces falsa de algún vecino torturado, bastaban para que acabaras en la S-21.

Torturado de mil maneras, una vez confesabas eras enviado en mitad de la noche y sin saber qué final te esperaba a los campos de exterminio a 15 km de Phnom Penh.

La entrada a la prisión cuesta 3 dólares o 6 dólares con audio guía interactiva en español.

4- Pasar miedo en los campos de exterminio o Choeung EK killing fields

los campos de exterminio en Phnom Penh

Al salir de la prisión y por unos 15 dólares negociables podremos coger un tuk-tuk que nos lleve a los campos de exterminio para completar esta visita del horror.

Fosa común creada por los Jemeres Rojos conservada entre las miles que hubo.

Traídos desde la S-21 y al amparo de la noche, con sólo la luz de un generador y canciones nacionalistas sonando de fondo, más de 9000 camboyanos incluidos niños y bebés, fueron asesinados en estos campos, y tirados en fosas comunes. Muchas veces matados a porrazos y bayonetazos para no gastar municiones. Un lugar para recapacitar y rendir respeto a las víctimas. La entrada cuesta 5 dólares con audio guía en español.

5- Pasear por la rivera del río o Riverside

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Este enorme paseo peatonal junto al río es la zona más turística y una de las más animadas de la ciudad cuando cae el sol.

Atrae por igual  a camboyanos de todas las edades, mochileros, turistas y expatriados. Es un lugar excelente para sentarnos por la tarde y observar el paso de la gente o tomar una cerveza fría en los cientos de bares, restaurantes y hoteles que lo jalonan.

Cuando se pone el sol los camboyanos acuden en masa a tomar «la fresca» y se puede ver cantidad de gente haciendo ejercicio, incluso numerosos grupos de aerobic callejero a los que puedes sumarte por un módico precio.

El paseo abarca gran parte de la orilla del río y es posible continuarlo, por detrás del Palacio Real.

6- Relajarse en el Museo Nacional

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Situado muy cerca del Palacio Real y del río, este impresionante edificio de paredes y techos rojos, alberga una gran colección de piezas  y esculturas de Angkor, y sirve para hacerse una idea de la magnitud que debió tener el imperio Khemer en aquella época.

Los frondosos jardines tropicales que lo rodean y sus tranquilos patios le dan una atmósfera única y relajante. Un auténtico museo chill out dentro de la ciudad para los amantes de Angkor. Abre sus puertas de 8 de la mañana a 17 de la tarde y la entrada cuesta 5 dólares.

7- Ser un turista en el Central Market

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El Mercado Central es el más turístico de todos los mercados de la ciudad. Se halla dentro de un edifico con aspecto babílonico que le da un ambiente muy fresco y ventilado.

Bajo la cúpula central hay electrónica y joyas, y en el resto de alas, ropa, souvenirs, peluquerías, pescaderías donde los peces del Mekong todavía aletean, productos frescos y un sinfín de variopintos negocios. Puedes encontrar incluso la famosa guía Lonely Planet de cualquier país totalmente falsificada por unos 3 dólares eso sí, en inglés.

Es muy cómodo de visitar pero hay que regatear duro para conseguir un buen precio.

8- Perderse en el Russian Market 

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Perderse en este recóndito mercado te trasladará a lo más profundo de Asia. En sus estrechas callejuelas podremos encontrar multitud de raros objetos de artesanía, lámparas maravillosas, budas de piedra, tallas de madera, y cualquier cosa que esperarías encontrar en un mercado de la antigua persia… Es muy auténtico, y cuenta también con puestos de ropa de marca, sobrante de la producción de las grandes fábricas asentadas en Phnom Penh. Si un día quisiera comprar un «Gremlin» desde luego lo buscaría aquí.

Se encuentra muy cerca de la prisión S-21, por lo que se puede aprovechar y coger un tuk-tuk por 1 o 2 dólares a la salida de ésta, y que nos lleve hasta allí.

9- Visitar el mega centro comercial AEON Mall

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Entrar en el AEON Mall cuando llevas medio día visitando Phnom Penh supone respirar aire fresco y limpio, y te hace sentir como en casa. Es por eso que si bien es una visita que muchos evitan, nos dará ánimos para continuar nuestra aventura por la ciudad. Además en la entrada principal hay montones de puestos de comida rápida donde venden sushi, noodles, o cocos… en los que sentarnos y comer fresquitos. Aparte de flipar con los contrastes que ofrece Asia.

Si vuelves del Russian Market o de la prision S-21, es una buena parada ya que está también en la parte sur de la ciudad, y una vez salgas puedes coger otro tuk-tuk  por unos 2 dólares y conectar con el Palacio Real o el paseo del río.

10- Ver el atardecer en la planta 22 del Eclipse Skybar

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Que mejor final para un día de visita por Phnom Penh que tomar un cóctel en un bar de lujo en la azotea de uno de los rascacielos de la capital.

El Eclipse Skybar situado en la planta 22 de la Mekong Tower (es la torre gris y azul que tiene el cartel de Prudential) ofrece cócteles a precio happy hour y vistas de infarto sobre toda la ciudad para no perderte el atardecer.

Consejos útiles para visitar la ciudad.

Ya hablamos de cómo llegar  a Phnom Penh. Pero hay ciertos consejos prácticos a tener en cuenta para movernos por la ciudad:

  • La forma más fácil de moverse es en tuk-tuk: Se vive de cerca la ciudad y es muy ventilado y refrescante. Casi todos los trayectos dentro de la ciudad se pueden negociar de 2 a 4 dólares según sea la distancia. Si no creemos que el precio sea justo podemos buscar otro, los hay a miles.
  • Caminar por la ciudad es una buena idea: Phnom Penh tiene un tamaño ideal para visitarla caminando excepto la S-21, el mercado ruso o el AEON Mall que aunque posible quedan un poco más al sur. Lo demás es todo factible, pero en horas punta el tráfico es caótico o hace mucho calor. Aun así es una experiencia inolvidable y nos ahorrará unos cuantos dólares. Para caminar por la ciudad fuera de las calles peatonales, lo mejor es ir en fila india y siempre que crucemos calles mirar hacia ambos lados 2 veces, aunque la calle sólo sea de un sentido. 
  • Si llevamos gafas de sol o vamos muy cargados nos pitaran o nos llamaran constantemente para ofrecernos transporte, sino también.
  • No dejar de visitar ningún templo budista que veamos, los hay a cientos en la ciudad y todos son gratuitos, además seguro que seremos bienvenidos y podremos interactuar o hablar con los monjes. Algunos de los más famosos son Wat Ounalon en el paseo del río o Wat Langka junto al monumento de la Independencia.
  • Frases útiles en Jemer o Camboyano: Será genial sorprender a los camboyanos que vayamos conociendo en nuestra aventura hablando en su propio idioma. Sus-day es hola, ahh-kun es gracias, sok-sabai para preguntar cómo estás, y para auyentar a insistentes tuk-tukeros lo mejor es decir no, gracias que es ahh-te, ahh-kun.

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